Cuando los ángeles juegan a tocar
Después de más de 10 años de su última visita a México, Depeche Mode regresa con Playing the Angel
Alica Bello y Aline Juárez
Bajo el calor de mayo, miles de fanáticos mexicanos se dieron cita para cumplir su sueños de ver, algunos por primera vez y otros luego de una larga espera de 13 años, a Depeche Mode.
La banda británica tal vez más reconocida de los últimos tiempos por su influencia en los grupos modernos, vino a México a promocionar su más reciente producción “Playing the Angel” para demostrar que aún están vivos y en mejor forma que nunca.
Conformada por Dave Gahan, Martin L. Gore, Andy Fletcher y Christian Eigner, quien se integró a la banda a partir de 1997, saldó una deuda pendiente, pues algunos asiduos seguidores de la agrupación pensaban no tener la oportunidad de verlos actuar en vivo y menos en México.
De hecho existen algunos que aún piensan que aquellas visita relámpago, la primera en 1990, en donde el grupo participó en un programa televisivo con dos actuaciones musicales como parte de la gira promocional de su material “Violator”, y los conciertos ofrecidos los días 2 y 3 de diciembre de 1993 en el Palacio de los Deportes en su “Devotional Tour”, sólo fueron ilusiones creadas por la imaginación de aquellos que anhelaban verlos en el país. Y cómo no dudarlo, si de aquellos acontecimientos, no existen más que leyendas urbanas, y recuerdos de aquellos fans que dijeron haber estado ahí e incluso conservan como prueba una gorra de piel negra, con el nombre de la banda bordado, pues en ese tiempo estaban de moda.
En dos fechas programadas para el Distrito Federal y una para Monterrey, la gira “Touring the Angel” llegó en el momento perfecto para refrendar el éxito de Depeche Mode ante la gran cantidad de seguidores en México.
Más de cincuenta mil fanáticos pudieron escuchar en vivo canciones de su último disco además de muchas ya clásicas que viven en la conciencia colectiva de quienes los conocieron en su adolescencia.
Para calentar motores, She Wants Revenge, la banda de reciente formación, logró captar la atención del público e incluso su aceptación pues a decir de sus integrantes Justin Warfield y Adam Bravin, tienen claras influencias de The Cure, Morrisey, Joy Division, entre otras que convergen para crear un estilo único acompañando la imponente voz del vocalista, perfecto para abrir los conciertos de Depeche Mode.
Los primeros acordes dejaron escuchar el segundo sencillo de su más reciente disco “The Pain that I’m Used to” como evocando el final tan ansiado de una espera tan larga que se convierte en un pesar para muchos fans. La lista de las nuevas canciones se fue intercalando con grandes éxitos “A Question of Time” “Suffer Well”, “Precious” “Walking In My Shoes”, “Stripped”, “Home”, “Blue Dress”, “In Your Room”, “Nothing‘s Impossible”, “John The Revelator”, “I Feel You”, “Behind The Wheel” y “World In My Eyes” fueron poco a poco apoderándose del ánimo de los ahí presentes.
Como el preludio del final cercano “Personal Jesus” y “Enjoy the Silence” sonaron legendarias en la voz de toda la concurrencia sin excepción, luego de unos minutos de descanso, Martin Gore salió en el encore para interpretar a capella y muy íntimamente “Shake the Disease” para dar paso a la sorprendente versión bizarra de “Photographic” y cerar con “broche de oro” la noche con “Never Let Me down Again” justo cuando empezaron a caer las primeras gotas de una lluvia que parecía haber aguantado al último minuto del segundo concierto para soltar toda su ira.
A diferencia del primer playlist, en la segunda fecha variaron “Judas”, “The Sinner in Me”, “Leave in Silence” interpretada majestuosamente también por Gore y la esperadísima “Just can’t get Enough” en la que Dave Gahan culminaba complacido con el eterno performance sensual al apoderarse del escenario.
Pero que más da, lo importante en aquellos momentos era vivir ese éxtasis y alucinación que provocaba escuchar la voz de Gahan, rasposa y ardiente cantando “I Feel You”, moviendo su torso semidesnudo como lanzando una invitación a invadir su intimidad a través de la espiritualidad.
Todos ataviados con atuendos en negros y grises, mostrando parte de su personalidad. Gore vestía de pies a cabeza de negro, jeans ajustados, una especie de falda escocesa confeccionada en piel, alas y gorro de plumas negras, y un detalle de brillantina plateada debajo de los ojos, como si con ello pudiese ocultar sus grandes ojeras, causaron gran admiración entre los asistentes.
Andrew detrás de su gran sintetizador y como resulta ser su caracteristica principal, pasar desapercibido, vistió pantalón y camisa en color negro, al igual que Eigner.
La presencia de Gahan al frente del escenario fue impresionante, parecía imposible que después de haber estado al borde de la muerte se viera tan lleno de vida y captando toda la atención del público irradiando fuerza y sensualidad.
Enmarcados en un escenario futurista que evocaba naves espaciales y con varias pantallas de fondo reflejando luces azules y rojas, las imágenes perfectamente sincronizadas con las canciones fueron el complemento ideal del impresionante juego de luces. Incluso, durante la sorprendente versión de “Photographic” parecían transportar al frente de la arcadia de un juego interactivo de baile, nadie podría imaginarse que su primera canción compuesta y cantada en 1981, sonara aún tan actual como en aquel tiempo.
No hay duda, Depeche Mode marcó toda una época, un estilo y sobre todo es admirable que después de veinticinco años de existencia, sigan demostrando de qué están hechos y por qué son un fenómeno de la música actual, evolucionando con la moda y marcando nuevas tendencias dentro de un género del que casi podrían llamarse creadores.
*Publicado en el suplemento RECREO de Rumbo de México el 14 de mayo de 2006
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