Columna política y escritos varios/música

3.28.2006

El País de las Maravillas

Alicia Bello Basilio

Inoportuno
Parece que Gerardo Octavio Solís Gómez, el secretario de Gobierno de Jalisco, tiene como su principal modelo de operación política al secretario del Trabajo del Gobierno Federal, Francisco Javier Salazar Sáenz. Al igual que el colaborador de Vicente Fox Quesada, el de Francisco Ramírez Acuña piensa que la mejor época para detonar conflictos laborales es la electoral. Jalisco está a menos de tres meses de elegir nuevo gobernador y si algo no necesitaba el PAN, era una huelga en el estado. Pero como la operación política no es el fuerte de Solís Gómez, debido a que no encontraron una respuesta satisfactoria a sus demandas, nada menos que los trabajadores del DIF estatal estallaron una huelga que podría durar indefinidamente y que, sin duda, afectará las decrecientes posibilidades de Emilio González Márquez, el candidato panista, de vencer el próximo 2 de julio al priísta Arturo Zamora Jiménez por la gubernatura de la entidad. Seguramente González Márquez debe estar muy agradecido con Solís Gómez por la forma en que éste contribuye a enturbiarle las aguas jaliscienses apenas a unas semanas de la que hasta hoy, es la elección de su vida.

Como la mamá del muerto
Zeferino Torreblanca Galindo y Félix Salgado Macedonio tienen que dar una explicación mucho más detallada de lo que ocurre en Acapulco por el conflicto alrededor de la propiedad del Hotel Aca-Bay. Hasta hoy ambos han deplorado que elementos de diferentes corporaciones policíacas participen en una disputa entre particulares, un grupo de cada bando, para avalar las pretensiones de los personajes en disputa. Ni Torreblanca ni Salgado Macedonio han comprometido una opinión sobre a quién corresponde la propiedad del negocio y la verdad, no puede haber nada peor que eso, pues en una entidad en la que la inversión privada abunda, lo único que no puede permitirse la autoridad es abonar a la incertidumbre por falta de decisión, o por compromisos, pues eso es lo primero que pone nerviosos a los inversionistas.

Confiado
Al más puro estilo priísta, en el PRD tabasqueño los dinosaurios se niegan a moverse. El mejor ejemplo de ello es el senador Cesar Raúl Ojeda Zubieta, quien a pesar de que ya perdió en dos ocasiones la elección a gobernador, y de que es el nexo más sólido que existe entre Carlos Ahumada Kurtz y Andrés Manuel López Obrador, aprovecha su amistad y su paisanaje con el candidato presidencial para imponerse a los deseos de las bases perredistas del estado. En Tabasco son muchos los que aseguran que no fue Roberto Madrazo Pintado ni el fraude priísta lo que hizo que Manuel Andrade Díaz derrotara en dos ocasiones a Ojeda, sino la falta de ambición, el pobre arraigo y la poca sensibilidad política de un hombre que en realidad no es visto como un perredista sino como otro priísta converso. Sin embargo, confiado en que la ola amarilla provocada por López Obrador lo llevará a la gubernatura, Ojeda Zubieta, el viajero frecuente del avión de Carlos Ahumada, ha decidido jugar su resto y lanzarse en pos de la gubernatura a pesar de las evidentes muestras de rechazo en su contra que ya se registran.

El amo de los boletos

Ticketmaster se ha convertido en el monopolio para conseguir las entradas a los mejores espectáculos

Alicia Bello Basilio
Como en México no había apertura, no existía la posibilidad de que los grandes espectáculos se fijaran en el país como una plaza viable para presentarse , principalmente por la escasa si no es que nula oferta de especios aptos para eventos masivos.
Con la “reapertura” del Palacio de los Deportes y la conclusión del Foro Sol en el Autódromo Hermanos Rodríguez, a principios de los años noventa grandes organizadores comenzaron a ver hacia el país como uno de los lugares más rentables para llevar y presentar espectáculos de talla internacional.

Un poco de historia
Esto fue posible gracias a la empresa CIE y su hoy subsidiaria Operadora de Centros de Espectáculos S.A. de C.V. (Ocesa) que se convirtió en la primera compañía promotora de eventos de entretenimiento en vivo y por supuesto a las facilidades que las autoridades le ofrecieron para explotar inmuebles públicos como sedes para conciertos y otro tipo de presentaciones. El apetito del público mexicano por espectáculos que nunca antes habían llegado al país provocó, además de que la empresa fuera creciendo rápidamente, que grandes patrocinadores no dudaran ni un minuto en unirse a esta exitosa sinergia. Así, la venta de alimentos, bebidas y souvenirs se convirtió en el complemento perfecto para este conveniente negocio.
Ya con ganancias por demás inimaginables, la rentabilidad que había conseguido CIE-Ocesa concluyó en una de las mejores estrategias que han sumado al negocio: el convenio con Ticketmaster Corp.
Así, la operadora de espectáculos se convirtió en un virtual monopolio por la falta de algún competidor cercano y por sus numerosos convenios con organizadores y patrocinadores, además de su cosntante evolución en servicio al cliente, pero sobre todo por tener el control, concesionado, de los escenarios en México.

Las quejas
A pesar de todos los beneficios que ha recibido, aumenta el número de personas que se quejan de los abusos de la compañía, pues aseguran que los precios para los espectáculos son los más caros en todo el mundo. Un caso que lo ilustra es el concierto de Pearl Jam, grupo conocido por sus constante batallas con Ticketmaster en todo el mundo debido a los elevados precios que impone a sus presentaciones, pero que ha visitado el país en dos ocasiones gracias a las gestiones de CIE-Ocesa.
Otra de las quejas frecuentes es que, con la modalidad de preventa exclusiva, sólo para los que clientes cuenten con la tarjeta de crédito Banamex, se discrimina a quienes no tienen ese plástico porque se lespriva completamente de la posibilidad de acceder a los mejores asientos e incluso, hasta la oportunidad de comprar una entrada, pues la mayoría de las veces estas se agotan en la preventa, antes de salir a la venta en general.
Ante las crecientes inconformidades con esta práctica, Ticketmaster pretende operar una maniobra que le evite cuestionamientos y una posterior acción de las autoridades por el condicionamiento que de hecho impone a la venta de boletos. En el caso específico para los boletos del concierto de Depeche Mode, el más importante que la empresa tiene en puerta, se abrió una preventa exclusiva que resultó una mera simulación, pues la página de internet respectiva estuvo desabilitada, por lo que un gran número de usuarios de esta modalidad de compra de boletos tampoco pudo adquirir las entradas por esta vía. Luego de la preventa, la página www.ticketmaster.com.mx funcionaba perfectamente, excepto que cuando accedía al link para comprar boletos para este espectáculo, aparecía la pantalla para buscarlos, pero también un mensaje posterior que advertía que no se contaba con las localidades que se solicitaron, es decir estaban agotados a pesra de que se sseguían anunciando en la página. Al mismo tiempo, en el servicio vía telefónica de Ticketmaster sí advierten –antes de hablar con una operadora- que los boletos para este evento están agotados.

La triste realidad
Si bien es cierto que gracias a CIE-Ocesa ha sido posible que grandes espectáculos visiten México, no se puede negar que la venta de boletos es desigual entre los consumidores y no sólo por el precio de cada entrada, sino por los mecanismos que se utilizan para privolegiar en su adquisición a grupos con mayores posibilidades económicas. Una política de venta auténticamente respetuosa de la igualdad, tendría estrategias destinadas a garantizar el acceso a todo el público a los lugares que cada quién decidió pagar, y no a privilegiar sólo a quienes tengan beneficios -cómo una tarjeta de crédito o acceso a internet-, además de que los precios no deberían ser tan elevados en comparación con otras partes del mundo en las que la misma gira de un grupo tiene un costo mucho menor.
Finalmente, el negocio de esta empresa está en lucrar con el fenómeno de la gran apertura musical que se ha registrado en un país cuya población, sobre todo joven, daría hasta la vida por ver cumplido el sueño de toda su vida: observar en el escenario a su artista favorito.

3.07.2006

La banda más popular del mundo

O por qué no fui al concierto de U2

Alicia Bello Basilio

Sin demeritar la calidad musical de la mejor banda que Irlanda pudo dar, U2 se ha convertido en tal vez en el producto más grande que la mercadotecnia moderna jamás soñó. En aquel momento nadie lo imaginaba, pero el Pop Mart Tour resultó ser la profecía que presagiaba el futuro del cuarteto dublinense.
Atrás quedaron los tiempos en los que Bono realmente se preocupaba por las causas y los problemas sociales de su natal y covulsionada Irlanda, como reflejaba perfectamente el coraje de la inconforme “Sunday Bloody Sunday”, o cuando One pretendía promover la igualdad y la justicia y no era percibida como una baladita romántica que hoy los matrimonios jóvenes hasta escogen como la canción de su boda. Más lejos aún quedaron los álbumes legendarios como Rattle and Hum en el que pusieron de manifiesto los alcances de una calidad musical que muchos pensamos persistiría para convertirlos en una banda de culto y no de consumo. A pesar de que ningún album superó la impecable interpretación de Rattle an Hum, Achtung Baby se convirtió en uno de los mejores discos de los noventas y de la historia a pesar del surgimiento del repentino y noqueante alternativo.
En fin, U2 hasta ese momento tal vez se había convertido en una de las bandas más importantes, por su evolución musical y sus contenidos líricos serios con todo y que Bono, con un gran carisma pero una voz nada extraordinaria, sólo logró acoplarse a la indiscutible virtuosidad de The Edge y a la mediana interpretación de Adam Clayton y Larry Mullen Jr.
En un intento por renovarse para mantenerse vigentes y al ver que el tiempo no pasaba en balde, Bono y compañía decidieron virar radicalmente su estilo para convertirlo en parte del pop comercial, ese que a como dé lugar vende. Tal vez por el gran éxito que obtuvieron, los irlandeses acostumbrados a la buena vida derivada de su fama, invirtieron en la fórmula universalmente probada de las canciones sencillas, pegajosas y vacías que tienen el mercado asegurado.
Bajo este esquema vieron la luz Zooropa, Pop y así se mantuvieron hasta All that You can Leave Behind. Con su más reciente obra, How to Dismantle an Atomic Bomb, U2 no ha podido (o no ha querido) regresar a la música de calidad que en sus inicios prometía convertirlos en una de las mejores bandas de la historia.
A mediados de la primera década del nuevo milenio, cuando U2 es más famoso que nunca, sus seguidores originales, esos que en algún momento al final de los años ochenta reverenciaron al grupo y se atrevieron a señalar que estaba al nivel de otros grupos míticos como The Police, o algunos más antiguos como The Who y Led Zeppelin, prácticamente le han dado la espalda a casi todas las nuevas grabaciones de la banda irlandesa. Y es que no sólo su música ha empezado a dejar mucho que desear, también su actitud, particularmente la de un Bono espontaneamente convertido en supuesto líder cuando todos saben que el cerebro musical es The Egde. Aunque la inquietud de Bono siempre pareció inclinada a las causas sociales, hoy más bien ha resultado que Paul Hewn quiere ser un político musical y por eso no hace bien ni una cosa ni la otra. Al estilo de los políticos de hoy, el vocalista de U2 gasta una buena cantidad de dinero en asesores de imagen y publicistas para que le construyan el perfil del benefactor que el mundo estaba esperando. Tal vez por no ser tan agraciado físicamente o porque ni él puede verse al espejo, esos grandes lentes demuestran la incoherencia entre sus acciones y sus pensamientos, pues nunca se le puede mirar directamente a los ojos, quizá porque sabe que sus causas no son tan altruistas como predica, sino para alimentar su ego.
Hewn se ha dedicado a entrevistarse con todos los personajes con quienes tiene oportunidad. Convive por igual con la gente pobre de África, con los enfermos de SIDA, los líderes políticos y sociales, las autoridades religiosas de todos los credos y hasta con artistas locales que hicieron una película en su honor, lo que refleja que no tiene una ideología propia y mucho menos una causa específica que defender, sino que más bien quiere fotos en todas las partes del mundo, como si tratara de convertirse en el personaje más famoso de todos los tiempos.
Dentro de sus obras “benéficas” está el lanzamiento de la marca de ropa y accesorios “Red”, junto a las prestigiosas Gap, American Express, Armani y Converse con el fin de recaudar fondos para los en favor de África y de los afectados por el SIDA, la tuberculosis y la malaria, en la que incluye su persona como el nombre de cualquier otra marca, para una vez más, comercializar su imagen.
En México Bono tiene su historia. Un caso particular fue en el pasado Teletón mexicano en el que hizo un enlace con Televisa para dirigir un mensaje para que sus seguidores en México aportaran a la causa cuando él mismo no donó ni un centavo, aquí una vez más, demostrando su protagonismo.
En el caso de las Muertas de Juárez, también tuvo su aparición, aunque fue invitado a participar en el concierto que organizaron Organizaciones No Gubernamentales con varios grupos mexicanos e internacionales en el Zócalo capitalino, el grupo no asistió pero sí envió un video para “concientizar” al pueblo mexicano que se transmitió durante el evento.
No hay espacio suficiente para enlistar todas las participaciones de Bono en causas sociales, pero lo que sí se puede concluir es que gracias a su vasta agenda política, el grupo ha dejado de hacer lo que una banda debe hacer bien: música.

*Publicado en el suplemento Recreo del diario Rumbo de México el domingo 5 de marzo de 2006

La banda más popular del mundo

O por qué no fui al concierto de U2

Alicia Bello Basilio

Sin demeritar la calidad musical de la mejor banda que Irlanda pudo dar, U2 se ha convertido en tal vez en el producto más grande que la mercadotecnia moderna jamás soñó. En aquel momento nadie lo imaginaba, pero el Pop Mart Tour resultó ser la profecía que presagiaba el futuro del cuarteto dublinense.
Atrás quedaron los tiempos en los que Bono realmente se preocupaba por las causas y los problemas sociales de su natal y covulsionada Irlanda, como reflejaba perfectamente el coraje de la inconforme “Sunday Bloody Sunday”, o cuando One pretendía promover la igualdad y la justicia y no era percibida como una baladita romántica que hoy los matrimonios jóvenes hasta escogen como la canción de su boda. Más lejos aún quedaron los álbumes legendarios como Rattle and Hum en el que pusieron de manifiesto los alcances de una calidad musical que muchos pensamos persistiría para convertirlos en una banda de culto y no de consumo. A pesar de que ningún album superó la impecable interpretación de Rattle an Hum, Achtung Baby se convirtió en uno de los mejores discos de los noventas y de la historia a pesar del surgimiento del repentino y noqueante alternativo.
En fin, U2 hasta ese momento tal vez se había convertido en una de las bandas más importantes, por su evolución musical y sus contenidos líricos serios con todo y que Bono, con un gran carisma pero una voz nada extraordinaria, sólo logró acoplarse a la indiscutible virtuosidad de The Edge y a la mediana interpretación de Adam Clayton y Larry Mullen Jr.
En un intento por renovarse para mantenerse vigentes y al ver que el tiempo no pasaba en balde, Bono y compañía decidieron virar radicalmente su estilo para convertirlo en parte del pop comercial, ese que a como dé lugar vende. Tal vez por el gran éxito que obtuvieron, los irlandeses acostumbrados a la buena vida derivada de su fama, invirtieron en la fórmula universalmente probada de las canciones sencillas, pegajosas y vacías que tienen el mercado asegurado.
Bajo este esquema vieron la luz Zooropa, Pop y así se mantuvieron hasta All that You can Leave Behind. Con su más reciente obra, How to Dismantle an Atomic Bomb, U2 no ha podido (o no ha querido) regresar a la música de calidad que en sus inicios prometía convertirlos en una de las mejores bandas de la historia.
A mediados de la primera década del nuevo milenio, cuando U2 es más famoso que nunca, sus seguidores originales, esos que en algún momento al final de los años ochenta reverenciaron al grupo y se atrevieron a señalar que estaba al nivel de otros grupos míticos como The Police, o algunos más antiguos como The Who y Led Zeppelin, prácticamente le han dado la espalda a casi todas las nuevas grabaciones de la banda irlandesa. Y es que no sólo su música ha empezado a dejar mucho que desear, también su actitud, particularmente la de un Bono espontaneamente convertido en supuesto líder cuando todos saben que el cerebro musical es The Egde. Aunque la inquietud de Bono siempre pareció inclinada a las causas sociales, hoy más bien ha resultado que Paul Hewn quiere ser un político musical y por eso no hace bien ni una cosa ni la otra. Al estilo de los políticos de hoy, el vocalista de U2 gasta una buena cantidad de dinero en asesores de imagen y publicistas para que le construyan el perfil del benefactor que el mundo estaba esperando. Tal vez por no ser tan agraciado físicamente o porque ni él puede verse al espejo, esos grandes lentes demuestran la incoherencia entre sus acciones y sus pensamientos, pues nunca se le puede mirar directamente a los ojos, quizá porque sabe que sus causas no son tan altruistas como predica, sino para alimentar su ego.
Hewn se ha dedicado a entrevistarse con todos los personajes con quienes tiene oportunidad. Convive por igual con la gente pobre de África, con los enfermos de SIDA, los líderes políticos y sociales, las autoridades religiosas de todos los credos y hasta con artistas locales que hicieron una película en su honor, lo que refleja que no tiene una ideología propia y mucho menos una causa específica que defender, sino que más bien quiere fotos en todas las partes del mundo, como si tratara de convertirse en el personaje más famoso de todos los tiempos.
Dentro de sus obras “benéficas” está el lanzamiento de la marca de ropa y accesorios “Red”, junto a las prestigiosas Gap, American Express, Armani y Converse con el fin de recaudar fondos para los en favor de África y de los afectados por el SIDA, la tuberculosis y la malaria, en la que incluye su persona como el nombre de cualquier otra marca, para una vez más, comercializar su imagen.
En México Bono tiene su historia. Un caso particular fue en el pasado Teletón mexicano en el que hizo un enlace con Televisa para dirigir un mensaje para que sus seguidores en México aportaran a la causa cuando él mismo no donó ni un centavo, aquí una vez más, demostrando su protagonismo.
En el caso de las Muertas de Juárez, también tuvo su aparición, aunque fue invitado a participar en el concierto que organizaron Organizaciones No Gubernamentales con varios grupos mexicanos e internacionales en el Zócalo capitalino, el grupo no asistió pero sí envió un video para “concientizar” al pueblo mexicano que se transmitió durante el evento.
No hay espacio suficiente para enlistar todas las participaciones de Bono en causas sociales, pero lo que sí se puede concluir es que gracias a su vasta agenda política, el grupo ha dejado de hacer lo que una banda debe hacer bien: música.


*Publicado en el suplemento Recreo del diario Rumbo de México el domingo 5 de marzo de 2006